Torre de planta rectangular de unos ocho por siete metros de lado, construida en sillería isódoma, con fachada dividida en dos cuerpos por medio de moldura corrida y con remate restaurado recrecido con tres hiladas de piedra sillar.
Presenta características bajomedievales y pudo construirse en el siglo XV o XVI, aunque es posible que las ventanas trigeminadas de la planta superior apunten a una cronología más antigua. También es muy posible que estuviera adosada a un palacio desaparecido, dadas las características de los accesos a cada uno de sus pisos, así como las referencias documentales a un palacio de los Espés a principios del siglo XVI.
A lo largo de los siglos fue sufriendo diversas reformas, como la apertura de vanos cuadrados en la parte inferior de la torre. Algunas de estas reformas fueron eliminadas en la reciente restauración.
Ésta se llevó a cabo entre 1986 y 1988. En su transcurso se descubrieron las pinturas murales de la tercera planta, que fueron asimismo restauradas.
En el torreón se abrieron saeteras muy rasgadas en la segunda planta, una en el frente oriental y dos en la cara norte, mientras que el piso superior cuenta con un ventanal trigeminado en su cara este y geminado en la norte, los cuales poseen delgados parteluces cilíndricos que soportan arquitos de medio punto de estilo románico.
A lo largo del tiempo el torreón fue sufriendo diferentes reformas, llegando a abrirse ventanas en su cuerpo inferior que fueron tapadas definitivamente cuando se acometieron los trabajos de restauración en la década de los 90 del siglo XX, sustituyéndose los sillares que formaban el primer cuerpo de la torre, los fustes de las ventanas y el remate del edificio.
El espacio interior se encuentra compartimentado en tres pisos y terraza superior. Únicamente la planta baja se cubre con bóveda de medio cañón rebajado. En la segunda destaca un nicho abovedado en el ángulo sureste con una moldura en nacela con relieves vegetales y de jarrones. Al tercer piso, de planta irregular y provisto de ventanales abiertos al exterior, se accede a través de una escalera de caracol encajada en el ángulo noreste.
Durante unos recientes trabajos de restauración se descubrieron unas pinturas murales que decoraban la cámara de la tercera planta, datables a finales del siglo XVI o principios del XVII gracias a la aparición de una inscripción referente a don Alonso de Espés. Se encuentran realizadas en grisallas y ejecutadas con la técnica del temple. De ellas solamente se conservan unos fragmentos que representan la historia de Judit y Holofernes: el cerco de la ciudad israelita de Betulia, la cena en el campamento asirio, la derrota de los invasores asirios. En la parte central se colocaron las escenas narrativas sobre una banda con dibujos geométricos y en la parte superior se dibujó una red de cintas entrecruzadas.
En el paño sur de la pintura mural aparece la leyenda: “RRECAMARA DEL MUY ILUSTRE SEÑOR DON ALONSO DE ESPES”.